martes, diciembre 31, 2024

Sobre el síndrome de fin de año

| El 31 de diiembre es una fecha icónia

Sin importar quien eres y qué haces, el fin de año es una época en la que se juntan muchas cosas. Por un lado, está el cierre del año académico. L@s niñ@s salen de vacaciones y vuelven a pasar tiempo en casa. Estudiantes o universitari@s deben rendir exámenes o evaluaciones. En algunos trabajos, la carga laboral aumenta. Por otro lado, están las fiestas y celebraciones. Para algunos, aumentan los eventos sociales o reuniones familiares, lo cual suele venir acompañado por un aumento de gastos.

Como cualquier cierre o término, el final de un año frecuentemente conduce a la reflexión. Muchas personas empiezan a pensar en algunos eventos y experiencias del año que termina. Para algunos, el fin de año representa un tiempo de renovación y esperanza, con la posibilidad de nuevos comienzos y oportunidades. Para otros, esta misma época puede resaltar sentimientos de soledad o decepción.

A todo esto, se suma la carga de expectativas sociales y personales en torno a cómo se debería vivir esta época. Generalmente, existe la presión de vivir el fin de año con alegría, celebración y en familia. Sin embargo, para algunos esta temporada puede ser un recordatorio de la ausencia de seres queridos, relaciones familiares complicadas u otros desafíos personales.

| El cierre de año puede traer asociado estres

Con todo esto, no es una sorpresa que el fin de año pueda ser una época de estrés o agobio. Por eso, en este artículo, revisamos qué es el estrés, por qué puede aumentar a fin de año, y entregamos sugerencias para afrontarlo.

Pero, vamos por partes; y empecemos con una definición. El síndrome de fin de año es un término que se utiliza para describir una serie de sensaciones y síntomas que algunas personas experimentan en la temporada de fin de año. Este fenómeno se caracteriza por un estado de agotamiento extremo, irritabilidad y falta de motivación, y suele estar relacionado con el estrés acumulado a lo largo de los meses.

Algunos de los síntomas del síndrome de fin de año son: Problemas para dormir, Falta de apetito, Pérdida de peso, Agitación o ansiedad, Mayor irritabilidad.

El síndrome de fin de año puede ser agudizado por el consumo de café, tabaco y alcohol, ya que estos elementos sobreactivan el organismo. La mala alimentación también puede incrementar los niveles de estrés.

Para comenzar el nuevo año con mayor resiliencia, se recomienda:

  • Reconocer y reflexionar sobre los aprendizajes y aspectos positivos del año
  • Tomarse tiempo para uno mismo
  • Realizar un balance del año constructivo

El síndrome de fin de año genera respuestas en el cuerpo y el cerebro ante diversos estímulos. Aunque elementos como la luz del sol, los adornos o los productos navideños suelen ser positivos, factores como el clima frío, la publicidad o ciertos recuerdos pueden provocar una reacción negativa, como nostalgia, ansiedad o depresión, señalan especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Por tanto, es importante desarrollar rutinas saludables y hábitos que fortalezcan la salud mental, especialmente en la temporada decembrina, cuando el síndrome estacional de fin de año puede manifestarse, y es fundamental conocer sus síntomas para buscar atención médica oportuna.

Si bien, las emociones asociadas a esta temporada cambian, en la infancia, la Navidad puede ser sinónimo de alegría, pero en la vida adulta, las pérdidas y los cambios pueden activar sentimientos de melancolía. Las personas a menudo se plantean preguntas como ¿qué he hecho con mi vida?, independientemente de su edad, como una reflexión natural al cierre de un ciclo y la búsqueda de nuevas realidades.

Trazar metas y propósitos para el nuevo año puede ser una estrategia positiva si se establecen objetivos claros, medibles y realistas. Estas metas contribuyen a un bienestar mental saludable y proporcionan motivación para el futuro.

Ante síntomas de ansiedad o depresión, es importante diferenciar entre episodios transitorios, que pueden manejarse con psicoeducación, y situaciones que generan un malestar significativo que afecta la vida diaria y requieren atención profesional.

¿Por qué nos estresamos a fin de año?

Algunas de las razones pueden parecer obvias. Hacia el fin de año se acumulan tareas y responsabilidades, junto con gastos y actividades. Los estudiantes, por ejemplo, deben enfrentarse a exámenes y evaluaciones finales que pueden tener un peso significativo en sus calificaciones. La preparación para estas pruebas, junto con la presión de obtener buenos resultados, puede generar estrés. Para las personas adultas, la necesidad de gestionar múltiples responsabilidades, como organización de eventos, planificación de reuniones familiares y coordinación de actividades pueden resultar abrumadoras. Se suma en algunos casos el aumento en la carga y demanda laboral. El aumento de gastos también puede generar preocupaciones financieras o temor a endeudarse.

Pero hay otras razones que son menos evidentes, y tienen que ver con las expectativas sociales respecto de cómo deben ser estas fechas. Una parte importante para afrontar el estrés, es aceptar y reconocer que…

Las fiestas pueden traer momentos de felicidad y alegría… Y al mismo tiempo, generar sentimientos de ansiedad, angustia, pena, soledad o decepción.
  • La idea de que la época de fin de año es para disfrutar en familia y celebrar, puede hacer que algunas personas se sientan insatisfechas con sus propias experiencias. Recuerda que es normal experimentar una variedad de emociones. Es fundamental permitirse a uno mismo sentir lo que siente y buscar apoyo en los momentos difíciles.
El cierre del año permite reflexionar sobre nuestros logros y planificar nuevas metas… Y al mismo tiempo, puede resultar abrumador.
  • La vida está llena de sorpresas y desafíos, y si alguien ha enfrentado dificultades a lo largo del año, o no ha alcanzado ciertos logros personales o profesionales, puede experimentar una sensación de decepción por no haber tenido el año que esperaba. Es importante reconocer y validar estos sentimientos de decepción, pero también es crucial recordar que cada año trae consigo lecciones y oportunidades.
Fin de año puede ser una oportunidad para compartir en familia… Y la presión social para estar rodeado de seres queridos puede intensificar sentimientos sumamente dolorosos.
  • Ninguna familia es perfecta, y cada familia es única. Muchas personas tienen relaciones complicadas o conflictivas con miembros de su familia, lo cual hace que las reuniones familiares puedan ser incluso desagradables. Otras personas no tienen relaciones cercanas con su familia o han experimentado pérdidas significativas, lo cual puede llevar a sentimientos de soledad. Es importante encontrar formas de celebrar que estén alineadas con las necesidades de cada uno y lo que sea más saludable.
Año nuevo puede ser una fecha especial… Y también puede ser un día como cualquier otro.
  • Independiente de las ideas que todos tenemos respecto de lo que significa el año nuevo y cómo se debe celebrar, recuerda que el año nuevo (y otras fechas, como navidad) es un día como cualquier otro que llega y se va.

Con esto en mente, a continuación te entregamos algunas sugerencias para afrontar el estrés de fin de año.

Cómo afrontar el estrés de fin de año

1. Practica el autocuidado.

El autocuidado es la práctica consciente y deliberada de tomar acciones para mantener, proteger, y sostener tu bienestar físico, mental y emocional. Se trata de dedicar tiempo y energía a cuidarte a ti mismo. Incluye actividades que promuevan la salud física, como hacer ejercicio regularmente, mantener una dieta equilibrada, y dormir lo suficiente. Se refiere, también, a reconocer y gestionar tus emociones de manera saludable. Puede involucrar prácticas como la meditación, la práctica de la atención plena, la escritura, o la búsqueda de apoyo emocional a través de amigos, familiares o profesionales de la salud mental. También involucra establecer límites saludables para reducir el estrés y la ansiedad, y nutrir relaciones significativas con otras personas.

En nuestro blog PsiConecta, tenemos recursos para tí para que aprendas más sobre el autocuidado.

2. Está bien decir “no”.

Parte del autocuidado es aprender a decir “no” y poner límites. En el ajetreo de fin de año, es importante que puedas identificar tus prioridades y tener claridad de las actividades y compromisos que puedes asumir sin poner en juego tu bienestar físico y emocional. No te exijas hacer más de lo que puedas manejar. Esto se conoce como “poner límites”. Sin embargo, también es importante poner límites emocionales. Esto parte por identificar qué situaciones te generan malestar emocional, es decir, los momentos en los que te sientes sobrepasado, ansioso o incómodo. Es fundamental aprender que está bien decir “no” y tomar distancia de situaciones o personas que te generan estrés o malestar. Esta es otra forma de autocuidado; una manera de proteger nuestro bienestar emocional y cuidarnos a nosotros mismos.

Si la idea de reunirte con tu familia, asistir a alguna actividad en el trabajo, acompañar a un ser querido a hacer las compras de navidad, te genera estrés, considera decir que no, o limita tu involucramiento. Por ejemplo, puedes decir “asistiré durante un par de horas, pero luego me debo retirar pues tengo otro compromiso.” Para saber más, puedes revisar esta guia para poner limites.

3. Acepta tus emociones.

Reconoce y valida tus sentimientos. Es normal experimentar una variedad de emociones durante esta época. Tal como pueden haber momentos de alegría y celebración, pueden aparecer sentimientos como pena, nostalgia, frustración, o decepción. Permítete sentir cada emoción y busca apoyo si lo necesitas, ya sea a través de amigos, familiares o profesionales de la salud.

4. Planificación y organización.

Crea un plan o calendario para manejar las responsabilidades académicas, laborales o sociales. Dentro de lo posible, organízate con anticipación. Planificar tu calendario puede ser una manera simple pero efectiva de combatir el estrés, porque el estrés se alimenta de la sensación de pérdida de control. Tomar medidas y buscar soluciones es una forma de aliviarnos cuando nos sentimos abrumados.

5. Crea tus propias tradiciones.

Encuentra formas de celebrar que se alineen con tus necesidades y preferencias personales, o crea nuevas tradiciones. Tómate un momento para reflexionar sobre lo que realmente disfrutas y lo que te hace sentir bien. ¿Te gusta la idea de una celebración íntima en casa con amigos cercanos? ¿Prefieres pasar tiempo al aire libre en contacto con la naturaleza? Podrías optar por organizar una cena, participar en actividades solidarias, o incluso dedicar tiempo a actividades de relajación que te ayuden a reducir el estrés. La clave es centrarte en lo que te trae alegría y satisfacción personal. Al crear tus propias tradiciones, das lugar a experiencias más significativas y auténticas. Recuerda que estas celebraciones son tuyas, y tienes la libertad de darles forma de manera que reflejen tu propio sentido de felicidad y conexión.