martes, enero 03, 2023

Sobre la Agorafobia

agorafobia Fuente de la infografía: https://amadag.com/agorafobia/

Lo que más recuerdo es el miedo, miedo irracional, algo que no podía explicar, miedo a todo y a nada, y una sensación de soledad increíble por no poder explicar de una manera coherente lo que sentí ese día.
Fuente de la cita: https://amadag.com/agorafobia/


El temor y la ansiedad a los espacios abiertos, conocido como agorafobia, suele condicionar la vida de quien lo padece. Por eso es importante seguir un tratamiento con un profesional especializado.

Ir a un centro comercial, salir a comer a un restaurante o disfrutar de un concierto de música son cosas a las que las personas con agorafobia les cuesta mucho hacer (en algunos casos incluso es imposible). Este tipo de fobia a los espacios abiertos es un tipo de trastorno de ansiedad.

El término Agorafobia viene del griego ' "ágora" (griego, άγωρα ágora, plaza pública, literalmente sitio de reunión)' (plaza pública o sitio de reunión) y ' fobia (del griego Φόϐος, phóbos, personificado en el hijo de Ares; Fobos) -temor-, así que significa, literalmente según su etimología, temor a los espacios abiertos. Cuando la persona que padece agorafobia se encuentra en un espacio que no está delimitado de una manera clara puede llegar a sufrir un ataque de pánico.

¿Qué es la agorafobia? Significado

La agorafobia es un trastorno mental y del comportamiento; específicamente, un trastorno de ansiedad que implica un miedo irracional y extremo a no poder escapar de una situación difícil o vergonzosa. Este trastorno se caracteriza por la ansiedad que hace que las personas eviten aquellas situaciones en las que pueden sentirse en pánico, así como atrapadas o experimentar de indefensión ante los demás. Como tal, está estrechamente relacionada con el trastorno de pánico, y no es raro que ambos trastornos se manifiesten al mismo tiempo potenciándose entre sí (es decir que sean comórbidos).

La agorafobia es, en realidad, un trastorno de ansiedad en el que se puede percibir un ambiente inseguro, sin escapatoria, y el miedo asociado a tales lugares o situaciones, que podría causar pánico o crear sentimientos de impotencia o vergüenza. Esto normalmente significa que para los agorafóbicos es difícil sentirse cómodo en cualquier situación pública.

La agorafobia es miedo al miedo. Los agorafóbicos temen las situaciones que puedan generarles sensaciones de ansiedad, miedo a la propia activación fisiológica y a los pensamientos sobre las consecuencias de experimentarlas, como la idea de morir.
Doctor José Pedro Espada Sánchez, psicólogo.

Sin embargo este trastorno de ansiedad “va mucho más allá”, según explica Raquel Rivero, psicóloga clínica de la Clínica de la Clínica Nuestra Señora de La Paz, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. En realidad, se trata del “miedo o la ansiedad que se produce cuando nos encontramos en situaciones de las que percibimos que es difícil escapar o en las que sentimos que no tenemos control si sucede algo peligroso”.

El agorafóbico tiende a evitar situaciones potencialmente ansiógenas, como usar el transporte público, ir al cine, a centros comerciales o a conciertos, entre otras. En general, son “lugares en los que hay mucha gente y de los que es difícil salir”, precisa la psicóloga. Esto representa un grave problema en el día a día. “Al final, va evitando todos los lugares potencialmente agorafóbicos y, en los casos más graves, llega a no salir nunca de casa”.

La agorafobia, a menudo, puede hacer que las personas que la padecen se desvíen de su camino para evitar los lugares y las situaciones que temen y, en casos extremos, esto puede llevar a que los pacientes no puedan salir de sus casas.

Otros afectados sí que salen a la calle, pero lo hacen con muchísimo esfuerzo y con muletillas, es decir, si se llevan la medicación ansiolítica para afrontar la situación, o bien van en compañía de una determinada persona (madre, padre, pareja…), u otros apoyos.

agorafobia Las situaciones agorafóbicas se evitan activamente, requieren la presencia de un acompañante o se resisten con miedo o ansiedad intensa.

Este trastorno no es muy frecuente; según la psicóloga, tiene una prevalencia menor que las fobias simples (a los perros, al avión, a las arañas…).

Esta fobia acaba condicionando a las personas a mantenerse alejada de muchos lugares y situaciones en las que se teme que se produzca un ataque de pánico. Debido a la agorafobia y sus síntomas, las personas pueden acabar limitando muchas de sus actividades diarias.

Causas

La biología (incluso las enfermedades y la genética), el temperamento, el estrés ambiental y las experiencias de aprendizaje pueden ser factores que influyan para que se manifieste la agorafobia.

Las causas de la agorafobia son diferentes en cada persona, de ahí que sea importante contar con un profesional de la psicología especializado para que adapte su terapia a nuestras características. Sin embargo, la agorafobia, como suele ocurrir con la mayoría de fobias, suele tener su origen en una experiencia negativa. Como mecanismo de defensa, la persona tiende a evitar a toda costa repetir la situación que le llevó a pasar esa angustia y esto deriva en la fobia.

Las personas agorafóbicas, además, no suelen tener únicamente fobia a los espacios abiertos, sino que suelen combinar esta fobia con otras como la anuptafobia (fobia a estar solo), la claustrofobia (fobia a los lugares cerrados), la enoclofobia (estar rodeado de personas) o la erotofobia (al sexo).

La agorafobia normalmente empieza después de que el paciente experimenta uno o más ataques de pánico y empieza a temer tener más. Cuando este miedo empieza a afectar al comportamiento, como evitar lugares que el paciente asocia con el ataque, la agorafobia se puede diagnosticar. De esta manera, se puede decir que es una complicación del trastorno de pánico.

Algunos casos de agorafobia se desarrollan después de una experiencia traumática, pero muchos otros no. “El origen de este tipo de trastornos es complejo y multicausal”.

Más que con el hecho de haber vivido una situación desagradable en un sitio de difícil escape, la psicóloga resalta que este trastorno tiene que ver con “una combinación de características de personalidad, como puede ser la tendencia al autocontrol y a rumiar las preocupaciones, la baja tolerancia a la incertidumbre, escasa autoconfianza, déficit en la capacidad de afrontamiento…”.

El desarrollo de este trastorno está, por lo tanto, muy relacionado con el aprendizaje y la gestión de las emociones: ante una situación en la que nos encontramos mal, la respuesta es evitarla o escapar, lo que a la postre acaba perpetuándola.

En algunos casos, se desencadena por otras circunstancias:

  • Experiencias traumáticas
  • Acontecimientos estresantes: duelo o abuso de drogas
  • Enfermedades mentales
  • Depresión
  • Abuso de drogas o alcohol
  • Otros trastornos de salud mental, como otros trastornos de ansiedad o trastornos de la personalidad
  • Temores irracionales de ser atacado o de contraer enfermedades de otras personas

 

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Síntomas

El síntoma principal de este trastorno es el miedo patológico que puede manifestarse de diferentes maneras.

Hablamos de un miedo patológico, el cual se caracteriza por su desproporción, irracionalidad e involuntariedad, miedo que aparece ante un conjunto de situaciones diferentes en las que la persona se siente indefensa ante la posibilidad de presentar crisis de pánico o alguno de sus síntomas específicos, especialmente mareos o diarrea, situaciones estas en las que el afectado no puede huir o recibir ayuda de forma inmediata.

Por otra parte, las personas que sufren de este trastorno no solo tienen miedo a salir a la calle, sino que además experimentan los siguientes síntomas:

A nivel cognitivo, los agorafóbicos pueden experimentar:

  • Miedo a parecer estúpido o vergüenza (quizás debido al ataque de pánico público)
  • Miedo a que el corazón se detenga durante un ataque de pánico u otra consecuencia fatal
  • Miedo a no poder escapar de tal situación
  • Miedo a perder el control en público
  • Miedo a perder la cordura
  • La sensación de que la gente los observa fijamente
  • Miedo a quedarse solo en casa
  • Ansiedad o temor general
  • Tener miedo de salir de casa
  • Tener miedo a los espacios abiertos, como estacionamientos, puentes, trenes o centros comerciales
  • Miedo a los espacios cerrados como cines,teatros, ascensores o tiendas pequeñas
  • Miedo a salir a la calle o estar solo en situaciones sociales
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  • Miedo a perder el control en un lugar público
  • Miedo a los lugares donde escapar puede ser difícil
  • Miedo a sar el transporte público, como autobuses, metro, aviones o trenes

    Los medios de transporte son escenarios habituales para sufrir crisis de pánico ya que son:

  • espacios cerrados y habitualmente llenos de gente.
  • no dependemos de nosotros mismos ni controlamos la conducción ni el momento de bajar del vehículo.

El individuo agorafóbico teme o evita estas situaciones causantes de sus miedos, debido a la idea de que escapar podría ser difícil o podría no disponer de ayuda si aparecen síntomas tipo pánico u otros síntomas incapacitantes o embarazosos (p. ej., miedo a caerse en las personas de edad avanzada; miedo a la incontinencia).

Los síntomas conductuales (normalmente, como consecuencia de los síntomas cognitivos) son:

  • Evitar situaciones asociadas con los ataques de pánico (lugares concurridos, transporte público, espacios abiertos, etc.)
  • Evitar viajar lejos de casa
  • Esperar en una fila
  • Necesitar a alguien con ellos para ir a cualquier parte
  • agorafobia
  • No poder salir de casa (se da en casos extremos)
  • Empezar a creer que el ambiente y las cosas que ocurren alrededor son irreales
  • Presentar cambios de comportamiento y temperamento.
  • No salir de casa durante periodos prolongados de tiempo.
  • Sensación de distanciamiento del resto del entorno e incremento de la dependencia con otras personas.
  • Evitar las multitudes o aglomeraciones de gentes (supermercados o grandes almacenes)

Las situaciones agorafóbicas casi siempre provocan miedo o ansiedad.

El miedo o la ansiedad es desproporcionado al peligro real que plantean las situaciones agorafóbicas y al contexto sociocultural.

El afectado siente intensas sensaciones fisiológicas que aparecen súbitamente o como venidas de la nada, aumentando gradualmente y apareciendo una tras otra o varias combinaciones a la vez, según la persona entre en un estado emocional agudo. Estas sensaciones generalmente son síntomas físicos y que pueden incluir:

  • Molestia o dolor torácico
  • Asfixia
  • Mareo o desmayo
  • Corazón acelerado
  • Dificultad para respirar
  • Temblor
  • taquicardia.
  • ráfagas de calor/frío.
  • calor, sudoración, sofoco.
  • temblores.
  • ahogo o falta de aire; hiperventilación.
  • sensación de irrealidad.
  • dolor u opresión en pecho.
  • astenia: fatiga o cansancio.
  • Náuseas u otro malestar estomacal
  • dificultad para tragar, sensaciones extrañas en el estómago (como mariposas en el estómago).
  • visión borrosa o sensación de ver luces.
  • pinchazos, calambres, entumecimiento, tensión, piernas débiles, pérdida de sensibilidad, palidez.
  • sensación de orinar o evacuar, entre otros.

Cada persona experimenta toda una serie de respuestas fisiológicas en cada uno de sus ataques de pánico, y lo que hace es buscar ayuda de la manera posible e inmediata para salir de tal situación, para disminuir o cortar las emociones y que a su vez le mantenga a salvo.

No obstante con los síntomas, a todo esto aparecen automáticamente "pensamientos negativos o catastróficos" que por obvias razones, hace que aumente la respuesta fisiológica, convirtiendo su ansiedad en un verdadero pánico, volviendo así un caos la estabilidad emocional del afectado, ya que se siente extremadamente fuera de control y asegura que su estado físico-emocional no terminará y culminará en algo catastrófico (morir posiblemente).

Es importante resaltar que los pensamientos negativos o catastróficos aparecen automáticamente y como venidos de la nada, aun cuando la persona se esfuerce en no tenerlos, lo que a su vez aumenta la respuesta fisiológica. Dependiendo de la sensación más aguda que se experimente, es el pensamiento que su sistema nervioso autónomo (cerebro) dará; donde frecuentemente aparece el miedo a:

  • Tener un ataque al corazón: Aunque es el miedo más común, es la reacción más corriente provocado por el pánico. Quienes sienten esto, generalmente aparece en su cerebro la creencia de que van a morir de un infarto.

Para que suceda un infarto o accidente cardíaco, se necesitan características muy específicas, como: lesiones graves en el corazón o arterias cincundantes, exceso de ácidos grasos en la sangre, sobrepeso, vida sedentaria, consumo excesivo de alcohol, tabaco u otras drogas y antecedentes genéticos. Debe quedar claro que el estrés por sí solo no causa accidentes cardíacos, aunque se esté en el peor de los ataques de pánico y reuniendo algunas de las características antes mencionadas la posibilidad es muy baja.

Lo que sucede en realidad es que aparece una subida brusca en la frecuencia cardíaca para enviar más oxígeno a los tejidos y músculos del cuerpo, ya que nuestro organismo se prepara para correr o luchar. Por lo tanto, más que provocar un accidente cardíaco, lo que hace las subidas bruscas en la frecuencia cardíaca es fortalecer el corazón. Así, la próxima vez que se note esta sensación se debe pensar que se ha iniciado un entrenamiento de nuestro corazón.

  • Ahogarse o asfixiarse: La única forma de que una persona muera asfixiada es que no llegue oxígeno a los pulmones, y lo que sucede en un ataque de pánico es completamente opuesto a la asfixia; el nivel de oxígeno es superior a lo normal. En este caso se está en un estado antagonista a la asfixia.

Como parte de la respuesta de ansiedad, nuestro organismo acelera el ritmo respiratorio, haciendo la respiración más profunda y rápida. La explicación ya se conoce: se necesita más oxígeno en el cuerpo para luchar o correr. Sin embargo, si no se realiza una de estas actividades caemos en un estado de "hiperventilación". En nuestro organismo hay más oxígeno del que se necesita, y paradójicamente uno de los efectos que esto produce es la sensación de asfixia o falta de aire. En este caso se emplean las técnicas de relajación y respiración.

  • Desmayarse: Este miedo es muy habitual para quienes notan sensaciones de mareo, vértigo, debilidad o piernas flojas. Su temor es el de un inminente desvanecimiento o pérdida de la conciencia en pleno ataque de pánico.

Fisiológicamente, los desmayos son producidos por una bajada brusca de la presión arterial. Si de pronto se desacelera el ritmo cardíaco, la sangre no llega con suficiente fuerza a nuestro cerebro; entonces se produce un desmayo. Sin embargo, cuando se está en un ataque de pánico, ocurre todo lo contrario: el corazón late con mayor fuerza y aumenta la presión, con lo cual es muy difícil desmayarse en ese estado.

Algunas personas que tienen este miedo, quizás hayan pasado por algún desmayo real. Si su caso es uno de estos, es interesante que compare cómo un desmayo es un alejamiento progresivo de la realidad, como caer en un sueño profundo, mientras que en el pánico es todo lo contrario; el cuerpo se encuentra «ultraacelerado» y lo que nunca ocurrirá es desmayarse; si la adrenalina vaga libremente por las venas.

  • Perder el control o volverse loco: Esta creencia aparece como resultado de notar anomalías en la visión, como "ver lucecitas", sensación de irrealidad, o pensamientos acelerados de querer escapar.

Cuando se está en pleno ataque de pánico, el organismo se prepara para correr o luchar; así activa todo nuestro cuerpo para una mejor reacción ante el peligro y sobrevivir. En este caso aumenta el campo visual dilatando nuestras pupilas para un mejor alcance visual de nuestro enemigo. Como esto no sucede, la luz ambiental es demasiada para las pupilas dilatadas, dando a su vez la peculiaridad de ver esas "lucecitas" vagas.

Por otro lado, cuando se cree que se va a perder la razón pensado cosas como "me siento mal", "¿dónde estoy?", "aquí no hay salida", "algo me va a dar", "¿si hago el ridículo?", "tengo que salir", "¿y si corro?", "pediré ayuda ¡ya!", "voy a tener...", etc. A partir de ese momento la persona piensa que se está volviendo loca, que será un enfermo mental, o quizás un esquizofrénico.

Otras personas creen que harán conductas extravagantes, ridículas o violentas que pongan en peligro la integridad física de otras personas o de sí mismos, como: gritar, tirarse al suelo, patalear, golpear, agredir o suicidarse. Esta sensación aparece por la percepción de descontrol que se tiene al estar en pleno ataque de pánico.

Lo peor que puede pasar en esta situación es que la persona escape a un lugar seguro, "poniéndose a salvo", y esto es algo que suele hacer voluntaria y conscientemente. En el próximo ataque de pánico, no hay de que preocuparse, los músculos harán lo que solo se decida hacer.

  • Miedo al miedo: Cuando se han sufrido otros ataques de pánico, la persona desarrolla otro miedo: el miedo a sufrir otro ataque.

El verdadero miedo es que el ataque siga y siga y no pare; otras personas temen que el próximo ataque no tenga fin. En este caso, es un buen momento para emplear la terapia cognitiva-conductual; el pánico es fruto de malas experiencias, de aprendizajes inadecuados. El sistema nervioso autónomo (cerebro) está diseñado para trabajar a alta intensidad pero en cortos periodos de tiempo. Cuando el sistema simpático se activa, también lo hace el parasimpático, que lo controla y lo frena. Un ataque de pánico, aun sin técnicas de control, solo durará unos minutos.

Así que cuando se crea que nunca se superará el problema o que se quedará estancado en el clímax del pánico, recuerde que es muy poco probable que esto suceda.


Las personas con agorafobia tienen dificultad para sentirse seguras en un lugar público, especialmente donde se reúnen multitudes. Es posible que sientas la necesidad de tener un acompañante, como un pariente o amigo, para que vaya contigo a lugares públicos. El miedo puede ser tan abrumador que es probable que sientas que no puedes salir de tu casa.

Ansiedad y agorafobia

La agorafobia es un tipo de trastorno de ansiedad en el que tienes miedo a los lugares o las situaciones que podrían causarte pánico y hacerte sentir atrapado, indefenso o avergonzado, por lo que evitas este tipo de lugares o situaciones. Le temes a una situación real o anticipada, como usar el transporte público, estar en espacios abiertos o cerrados, hacer una fila o estar en una multitud.

La ansiedad se produce a raíz del miedo a que no haya medios de escape o ayuda accesibles si se intensifica la ansiedad. La mayoría de las personas que sufren agorafobia la padecen después de tener uno o más ataques de pánico, lo que los hace preocuparse por volver a tener un ataque, así que evitan los lugares donde puede volver a suceder.

Nota: se diagnostica agorafobia independientemente de la presencia de trastorno de pánico. Si la presentación en un individuo cumple los criterios para el trastorno de pánico y agorafobia, se asignarán ambos diagnósticos.

Ambos trastornos no están relacionados en el DSM-V como ocurría en el DSM-IV TR, sino que son dos diagnósticos distintos, con criterios separados. Este cambio pone de manifiesto que muchas personas con agorafobia no tienen síntomas de pánico. Por lo que la agorafobia ha quedado como un trastorno que puede o no ser comórbido con el Trastorno de Pánico (TP). En los nuevos criterios del DSM-V aparece una nota que plantea que, si una persona cumple los criterios para el trastorno de pánico y agorafobia, se asignaran los dos diagnósticos diferenciados.

Fuente de la cita: https://albanta-psicologos.com/

Los ataques de pánico son muy comunes en las personas que sufren de agorafobia. Cuando una persona se ve obligada a soportar una situación temida o estresante puede llegar a experimentar de los síntomas propios de un ataque de pánico:

  • Taquicardia o palpitaciones
  • Dolor u opresión en pecho
  • Falta de aire, sensación de ahogo e hiperventilación
  • Palidez
  • Visión borrosa
  • Pinchazos, entumecimiento, debilidad en las extremidades o calambres
  • Fatiga o cansancio
  • Mareos
  • Vértigos
  • Náuseas
  • Angustia en el estómago
  • Escalofríos
  • Calor, sudoración excesiva y sofoco
  • Temblores diversos
  • Sensación de orinar o evacuar

Algunos de las anteriores manifestaciones se corresponden con la estrecha relación entre trastorno de agorafobia y trastorno de pánico, que se dan de forma conjunta en el 50% de los casos. Las crisis de pánico se caracterizan por una sensación de miedo y malestar intenso acompañados de varios de los siguientes síntomas: palpitaciones o elevación de la frecuencia cardíaca, sudor, temblores o sacudidas, sensación de ahogo o falta de aliento, sensación de atragantarse, opresión o malestar en el pecho, náuseas o molestias abdominales, inestabilidad, mareo o sensación de desmayo, sensación de entumecimiento u hormigueo, escalofríos, sofocos y miedo a morir, volverse loco o perder el control.

En los casos de mayor gravedad, el paciente adopta conductas de evitación, que pueden suponer la total reclusión en su domicilio

¿Cómo surge el pánico en una persona agorafóbica?

Lo primero a resaltar es que la ansiedad, pero sobre todo el pánico, solo aparece en ciertas condiciones, provocado por situaciones, estímulos ambientales o corporales muy específicos; siendo que las principales situaciones que existen en una persona agorafóbica son las siguientes:

1- Ataque de pánico en una situación agorafóbica. Este es un ataque de modo previsible provocado por el estímulo externo (lugar), ya que la persona ha tenido ataques en la misma situación y cree que hay muchas posibilidades de sufrirlo nuevamente, lo cual hace que aumente su temor, y al final termina teniendo el ataque. Generalmente la persona estimula su miedo inconscientemente, sugestionándose al momento de estar en tal situación, por la que se ve obligado a huir del lugar.

2- Ataque de pánico previsible en una situación segura. Este ataque surge a raíz de estar muy activado emocionalmente, ya sea por alegría, estrés, tristeza, enfado o preocupación, sin importar si se está en una situación donde la persona se sienta segura. El miedo aumenta al sentir que no se puede tener un control repentino para cortar las emociones y regresar a la normalidad.

3- Ataque de pánico imprevisible en una situación segura. En este caso, el pánico sucede cuando la persona se encuentra en un sitio catalogado por ella misma como “seguro” o de “antipánico” y su estímulo disparador es interno. De pronto y sin previo aviso el cuerpo toma ciertas funciones fisiológicas o cambios corporales vitales que hacen que la persona los malinterprete con pensamientos catastróficos (autovigilancia), produciendo una gran cantidad de ansiedad y al final termina con el ataque. Estos cambios se producen ya sea por el ambiente (calor/frío), por esfuerzo físico o ejercicio, digestión, cansancio o enfermedad.

4- Ataque de pánico por anticipación. Aquí la persona asegura que sufrirá un ataque si es expuesta al estímulo disparador de ansiedad, lo cual hace que sufra el ataque aun sin antes haber sido expuesta al estímulo. Esto sucede debido a que la persona siente ansiedad momentos antes de su exposición al factor desencadenante, por lo que se anticipa a este instantes previos a enfrentarlo, y su ansiedad es tal, que culmina en lo que intenta evitar, pánico.

Consecuencias

La agorafobia puede limitar en gran medida las actividades de tu vida. Si tu agorafobia es grave, es posible que ni siquiera puedas salir de tu casa. Sin tratamiento, algunas personas permanecen en sus hogares por años. Es posible que no puedas visitar a tu familia y amigos, ir al colegio o al trabajo, hacer los mandados o participar en otras actividades diarias normales. Puedes volverte dependiente de la ayuda de otras personas.

Sin dudas que la calidad de vida es el primer aspecto que se resiente en la persona que padece agorafobia. El temor a que se desencadene otro episodio hace que el agorafóbico esté siempre alerta. Esto se puede traducir en:

  • Trastornos psicológicos como depresión, ansiedad o dependencia a sustancias, como los ansiolíticos
  • Dependencia hacia otras personas, baja autoestima, sentimiento de culpa
  • Evitar actos sociales, evitar quedadas con amigos
  • Limitaciones al viajar
  • Consecuencias laborales por bajo rendimiento llegando incluso a la pérdida de empleo
  • Cambiar su comportamiento tanto en la escuela, trabajo y en el hogar
  • Dejar de ver a sus amigos/as y familiares
  • Empezar a abusar del alcohol y otras drogas para afrontar los síntomas de la agorafobia
  • Volverse dependiente de otros para salir de casa

Posibles complicaciones

Algunas personas con agorafobia pueden:

  • Consumir alcohol u otras drogas en un intento por automedicarse.
  • Ser incapaces de desempeñarse en el trabajo o en situaciones sociales.
  • Sentirse aisladas, solas, deprimidas o con pensamientos de suicidio.

agorafobia

Tratamiento

El objetivo del tratamiento es ayudarle a sentirse y a desempeñarse mejor. El éxito del tratamiento generalmente depende, en parte, de la gravedad de la agorafobia. El tratamiento con frecuencia combina la psicoterapia con medicamentos.

El tratamiento de la agorafobia puede resultar desafiante porque, por lo general, implica la confrontación de los miedos. Sin embargo, con psicoterapia y medicamentos, puedes escapar de la trampa de la agorafobia y disfrutar más de la vida.

En ese sentido, los principales tratamientos para la agorafobia son los siguientes:

Psicoterapia

La psicoterapia es el tratamiento más usado para combatir la ansiedad y la agorafobia. Este tipo de terapias puede ser particularmente útil, ya que ofrece beneficios a largo plazo.

Terapia cognitivo-conductual(TCC)

La terapia cognitivo-conductual se trata de un tipo de terapia que es muy eficaz para las personas que tienen una fobia a salir de casa debido a la agoraofobia. Normalmente, este tipo de terapia, se centra en la exposición gradual a la agorafobia a través de diferentes técnicas y estrategias.

Es un tipo de psicoterapia. Implica de 10 a 20 consultas con un profesional en salud mental durante varias semanas. Esta terapia le ayuda a cambiar los pensamientos que le causan esta afección y puede involucrar:

  • Comprensión y control de sentimientos o puntos de vista distorsionados de eventos o situaciones estresantes
  • Aprendizaje de técnicas de manejo del estrés y de relajación.
  • Relajación e imaginación de las cosas que le causan ansiedad, trabajando desde las menos hasta las más temidas (se denomina terapia de desensibilización y exposición sistemáticas).

Es posible que también lo enfrenten lentamente a la situación de la vida real que causa el miedo para ayudarle a superarlo

agorafobia

Al igual que otras fobias, el tratamiento más habitual es de tipo conductual o cognitivo-conductual. Este se basa en someter al paciente a una exposición gradual a las situaciones que provocan la ansiedad. Se reeduca al paciente con teoría y conocimientos sobre el tema central, se hacen exposiciones introceptivas (in vitro) y exposiciones reales (in vivo). En pocas palabras, hacer esta terapia cognitiva es como jugar a ser científico, se observa la realidad, se recopilan datos de lo que se conoce, se analiza, se crea una hipótesis, se experimenta y por último se obtiene una ley.

Esto quiere decir que la terapia consta de un análisis completo estudiando el origen de la ansiedad, cómo surge, para qué sirve, cuáles son sus componentes, cómo se manifiesta y en qué nos beneficia. Comprendiendo cómo la ansiedad funciona y cómo ahora está afectando la vida del paciente, este deduce la razón del por qué su cuerpo reacciona de esa manera, y del por qué la mente le protege del supuesto peligro.

Con bases fijas de cómo surge la ansiedad, pero sobre todo el pánico; comienza la exposición interoceptiva (in vitro), esto es provocándose voluntariamente situaciones que le generen ansiedad o pánico.

El objetivo de la exposición “in vitro”, es que el paciente experimente estímulos que desaten su ansiedad o pánico en situaciones donde "supuestamente esta a salvo"; para lograr comprender que sus pensamientos automáticos son falsos, que no vendrá una catástrofe como creía desde un principio, que no sucederá alguna tragedia, y que podrá enfrentar una situación real que implique reto o un comportamiento distinto. También aquí se enseña al paciente a eliminar tensión de su cuerpo, con ligeros ejercicios de respiración y relajación (comúnmente).

Cuando el paciente está convencido de que puede al sentirse apto y seguro de sí mismo para enfrentar la realidad, comienza la exposición “in vivo”, es decir, se enfrenta cara a cara a su temor, afrontando sus pensamientos y sus sensaciones en la situación temida, y comprobando aún más que no hay peligro inminente que ponga en riesgo su vida, que no vendrá la catástrofe que su mente había creado.

Es importante que permanezca en tal situación tanto tiempo como el paciente lo necesite y lo soporte, para que poco a poco desaparezca el malestar y compruebe que las sensaciones son totalmente inocuas e innecesarias; y si se insiste más, llegará un momento en que la situación no generara ningún tipo de ansiedad, y la terapia habrá funcionado.

Los primeros ensayos, pero sobre todo las exposiciones "in vivo" serán largas y duras. No se debe obligar al paciente a hacerlo por la fuerza o bajo amenaza. Si se desea ayudar, es mejor estimularlo con ideas positivas, haciéndole ver cuáles serán sus logros y beneficios obtenidos cuando finalice su exposición "in vivo". Por eso es importante que el paciente lo haga voluntariamente; de esta manera sentirá mayor satisfacción, alivio, desahogo y confianza, pero sobre todo capaz de hacerlo por sí mismo al sentirse una persona sana.

Fármacos

No existe un medicamento que esté específicamente aprobado para tratar los síntomas de la agorafobia. Aun así, un médico puede recetar diferentes fármacos para prevenir y reducir los síntomas de pánico si los tienes.

Ciertos medicamentos, utilizados con frecuencia para tratar la depresión también pueden ser útiles para este trastorno. Previenen los síntomas o los hace menos intensos. Debe tomar estas medicinas todos los días. NO deje de tomarlas ni cambie la dosis sin hablar con su proveedor.

  • Los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) con frecuencia son la primera opción de antidepresivo.
  • Los inhibidores de la recaptación de serotonina-norepinefrina (SNRI, por sus siglas en inglés) son otra opción.

Se pueden probar otros medicamentos para tratar la depresión o las convulsiones.

También se pueden recetar medicamentos llamados sedantes o hipnóticos.

  • Estos medicamentos solo se deben tomar bajo la dirección de un proveedor de atención médica.
  • Su proveedor le recetará una cantidad limitada de estos fármacos. No se deben tomar todos los días.
  • Se pueden usar cuando los síntomas se vuelvan muy graves o cuando usted esté expuesto a algo que siempre detona sus síntomas.

Otros

Además, el especialista puede recomendar varias técnicas de autoayuda que pueden formar parte de la terapia. Estas incluyen:

  • Ejercicios de respiración
  • Técnicas de conexión con la tierra
  • Control de los pensamientos
  • Desafío al miedo

Importantísimo: Un estilo de vida sano que involucre ejercicio, reposo suficiente y buena nutrición también pueden ayudar.

ataque de pánico

Prevención

Dado que el origen de la agorafobia es multifactorial y no siempre se conocen las causas específicas que la provocan, no hay medidas concretas que puedan prevenir su aparición.

Sin embargo, en diversas ocasiones, tratar los desencadenantes específicos que pueden llevar a la angustia y las crisis de pánico pueden prevenir la agorafobia.

Lo cierto es que no existe una forma segura de evitar la agorafobia. No onstante, la ansiedad tiende a aumentar en la medida en que evitas situaciones a las que les temes. Si comienzas a tener miedo de ir a lugares que son seguros, intenta practicar ir a esos lugares una y otra vez antes de que el miedo se vuelva abrumador. Si es demasiado difícil hacerlo solo, pídele a un familiar o a un amigo que vaya contigo, o busca ayuda profesional.

Si sientes ansiedad cuando vas a algún lugar o tienes ataques de pánico, busca tratamiento lo antes posible. Consigue ayuda inmediata para evitar que los síntomas empeoren. La ansiedad, al igual que muchos otros trastornos mentales, puede ser más difícil de tratar si no buscas ayuda de inmediato.

Como en cualquier trastorno psicológico, la mejor actitud preventiva es aquella que busca el “afrontamiento de la situación” y “cuestionar los pensamientos catastrofistas”. Por ejemplo, pensar: “¿Cuántas veces de las que he pensado que me voy a marear me he mareado realmente?”.

La idea es que cada persona “sepa identificar cómo se maneja ante la ansiedad y normalizar sus emociones”.

Tipos

La Asociación Americana de Psiquiatría clasifica la agorafobia en:

  • Trastornos de pánico con agorafobia.
  • Agorafobia sin historia de trastorno de pánico.
  • Trastorno de pánico sin agorafobia.

Algunos especialistas también pueden clasificar esta patología según las diferentes situaciones que se pueden contemplar en una persona agorafóbica:

  • Ataque de pánico en una situación agorafóbica: En esta situación el ataque es previsible y está provocado por un estímulo externo. El paciente ha tenido ataques en la misma situación y cree que hay muchas posibilidades de sufrirlo nuevamente, lo cual hace que aumente su temor y, al final, termina teniendo el ataque.
  • Ataque de pánico previsible en una situación segura: El paciente predice que va a tener un ataque porque está muy activo emocionalmente, ya sea por alegría, estrés, tristeza, enfado o preocupación, por lo que evita tener niveles altos de emoción.
  • Ataque de pánico imprevisible en una situación segura: El pánico se desencadena cuando la persona se encuentra en un sitio calificado, según su criterio, como seguro.

    En este caso el estímulo es interno. Su cuerpo interpreta ciertas funciones fisiológicas o cambios corporales vitales que realiza la persona los malinterprete de forma catastrófica y genera una gran cantidad de ansiedad que, finalmente termina con un episodio de pánico.

  • Ataque de pánico por anticipación: El paciente asegura que sufrirá un ataque al exponerse al estímulo disparador de ansiedad, lo cual hace que sufra un ataque antes de haber sido expuesto al estímulo.

Diagnóstico

El diagnóstico de la agorafobia comienza con la evaluación médica y psicológica por parte del especialista, quien también podrá necesitar hablar con las personas cercanas al entorno para conocer cómo se comporta habitualmente.

Es importante consultar ante las primeras manifestaciones para evitar que el problema se cronifique: “Cuando uno ve que empieza a evitar determinadas situaciones, como puede ser ir en transporte público”.

Cuándo y dónde aparece la agorafobia

En el año 1987 (Ost et al) identifican la edad media de comienzo de la agorafobia a los 28 años. 18 años después (Kessler, Berglund et al, 2005) establece la edad media de comienzo en los 24 años.

agorafobia

La posibilidad de padecer el trastorno en algún momento de la vida (USA National Comorbility Replication, 2005) es de un 3,5%, asociado a un trastorno de pánico de un 4,7% y sin historia de pánico de un 1,4%.

Más de las dos terceras partes son mujeres. Los estereotipos sexuales tendrían mucho que ver en estos casos.

La agorafobia puede comenzar en la niñez, pero suele manifestarse a finales de la adolescencia o a comienzos de la adultez; por lo general, antes de los 35 años, aunque también pueden padecerla adultos mayores. A las mujeres se les diagnostica agorafobia de manera un poco más frecuente que a los hombres.

¿Cómo superar la agorafobia?

Para poder superar la agorafobia es vital acudir a la ayuda de un profesional de la salud mental. Además de ello, existen una serie de consejos que puedes seguir para poder aliviar los síntomas de la agorafobia:

  • Practicar técnicas de manejo del estrés: Las personas que sufren de este miedo a salir de casa o a la calle, entre otros, pueden intentar lidiar con los factores estresantes que están relacionados con la agorafobia. Para ello, puedes aprender técnicas de respiración profunda, visualización y la relajación muscular progresiva.
  • Estilo de vida saludable: Practicar ejercicio físico con regularidad así como llevar una dieta sana y nutritiva puede ayudarte a manejar mejor la agorafobia y sus síntomas.
  • Evitar las drogas y el alcohol: En algunos casos, las personas que experimentan de agorafobia pueden acudir a las drogas y al alcohol para intentar aliviar sus síntomas. A pesar de que parezca que puede ayudar a lidiar con ellos, la realidad es que puedes acabar sufriendo muchos más efectos dañinos para tu salud mental y física.

¿Cómo ayudar a una persona que sufre agorafobia?

Si a tu alrededor tienes una persona que sufre o puede sufrir agorafobia hay una serie de cosas que puedes hacer:

  1. No banalices: A menudo, en psicología se tienden a banalizar conceptos (estoy deprimido, pon eso recto que tengo TOC). No hagas lo mismo con su sensación de angustia. Apóyale, créele y muéstrate comprensivo.
  2. Sé su apoyo: Si puede salir a espacios abiertos estate atento a sus reacciones, a ver si se encuentra bien.
  3. No le quites hierro al asunto: Quieres que esté mejor, es un hecho, pero no lo vas a conseguir diciendo cosas como si no pasa nada por salir.
  4. Acompáñale a terapia: Si le cuesta salir, acompáñale a terapia o incluso háblale de las ventajas de la terapia online.

Otros datos


Pronóstico

El tratamiento de la agorafobia tiene un elevado porcentaje de éxito, pero el pronóstico del dependerá de la gravedad de cada caso, de la motivación del paciente con el tratamiento y de lo limitante que sea para esa persona la evitación de las situaciones que le causan temor.

Complicaciones

Una de las principales complicaciones de esta patología es el consumo excesivo de alcohol para mitigar los síntomas que produce.

Por otro lado, dado que los agorafóbicos permanecen mucho tiempo solos, es frecuente que en ellos aumenten los sentimientos de depresión, soledad y las ideas suicidas.

Grupos de apoyo

Puede aliviar el estrés causado por el trastorno de pánico al unirse a un grupo de apoyo. Compartir con otros que tienen experiencias y problemas comunes puede ayudarlo a no sentirse solo.

Los grupos de apoyo generalmente no son un buen sustituto de la psicoterapia o los medicamentos, pero pueden ser un buen complemento.

Vea a continuación para obtener más información y apoyo de personas con agorafobia:

Anxiety and Depression Association of America -- adaa.org/supportgroups