La indefensión aprendida surgió de una serie de trabajos en los que Overmier y Seligman (1967) pretendían estudiar las interacciones entre el condicionamiento clásico y el condicionamiento instrumental aversivo. Pero, de hecho, descubrieron que cuando exponían perros a una serie de choques eléctricos inescapables, como ocurre en el condicionamiento clásico, luego eran incapaces de aprender una nueva conducta instrumental tan simple como la respuesta de salto para escapar de una descarga eléctrica o evitarla. Lo que hacían era permanecer en una esquina aguantando pasivamente las descargas.
Estos experimentos dieron origen al estudio del fenómeno de indefensión aprendida, en el que se ha demostrado en múltiples especies, incluidos los humanos, lo siguiente:
Cuando un individuo tiene una experiencia aversiva incontrolable (es decir, inescapable e inevitable), se producen una serie de trastornos y déficits que interfieren o impiden el aprendizaje posterior de nuevas respuestas.
Ahora bien, ya que la indefensión aprendida aparece como consecuencia de la exposición a una serie de eventos aversivos incontrolables, la primera cuestión a dilucidar era si los efectos se debían a la incontrolabilidad o al simple hecho de ser expuesto a un evento aversivo. Para averiguar esto, se propuso la técnica del diseño triádico, que es un diseño experimental simple que aísla los efectos de la incontrolabilidad (la no contingencia entre respuestas y consecuencias aversivas que produce la indefensión), de los efectos negativos producidos por el simple uso de estímulos aversivos.
En el experimento original, durante la fase de prueba y una vez realizada la fase de tratamiento previo de acuerdo con el diseño triádico, todos los perros eran sometidos a una nueva tarea de fuga en una caja de saltos. En dicha tarea, tenían que aprender a escapar de una descarga, dando un salto en el compartimento de seguridad.
Los resultados mostraron claras diferencias entre el grupo indefenso y los otros dos grupos:
- Los perros de los grupos que podían escapar o de control, aprendían rápidamente la tarea de prueba y, en menos de diez ensayos, apenas recibían choques.
- Al contrario, los del grupo que no podían escapar, eran incapaces de aprender esta nueva tarea y, como refiere Seligman (1975), soportaban las descargas sin hacer muestras de pretender escapar de ella o de evitarlas.
El hecho de que los sujetos de los grupos escapables fueran capaces de aprender la nueva tarea durante la fase de prueba, mientras que los sujetos indefensos no lo aprendían, permite concluir que dicha interferencia o efecto es resultado de la incontrolabilidad de la situación aversiva previa, y no de la misma aversividad de las descargas recibidas.
Este fenómeno se ha denominado efecto de indefensión aprendida, y engloba los siguientes elementos:
- Una condición o causa antecedente
- Una experiencia aversiva incontrolable
- Una serie de efectos comportamentales que producen la interferencia o la dificultad de aprender nuevas tareas:
- déficits cognitivos
- déficits motivaciones
- déficits emocionales
- déficits fisiológicos
Además, el efecto de indefensión aprendida ha sido demostrado en múltiples especies animales, incluyendo el hombre (Hiroto y Seligman, 1974), lo que indica la generalidad o universalidad de este fenómeno y lo incluye como uno de los efectos más importantes de aprendizaje básico común entre especies.
Bibliografía: